El azúcar forma parte de los buenos momentos

 

Hay algunas pruebas que sugieren que la preferencia que los humanos tienen por el sabor dulce es biológica. En un estudio se estimuló a los neonatos con tres sustancias de sabor (dulce, ácido y amargo); algunos de los neonatos fueron sometidos a la prueba antes de su primera experiencia de alimentación.

 

Para determinar las preferencias de los neonatos, los investigadores registraron el reflejo gustativo-facial provocado en los neonatos por cada uno de estos sabores.  Se comprobó que los estímulos dulces evocaban: «succión y una ligera sonrisa»; los investigadores etiquetaron esto como una: «expresión facial de placer». Por otro lado, el estímulo ácido provocó: «fruncimiento de los labios y arruga de la nariz», y el estímulo amargo provocó una expresión facial de «asco».  (Steiner, 1977).

 

Otros estudios que apoyan la hipótesis que afirma que la preferencia por el azúcar es biológica, han demostrado que cuando se expone a los neonatos a soluciones de sacarosa, responden con una actividad eléctrica cerebral asociada a las emociones positivas.

 

Por último, algunos estudios han descubierto que el azúcar reduce el dolor. Según el artículo de Mennella, la preferencia por el azúcar podría tener algunas funciones biológicas para los humanos. La leche materna es dulce, por lo que la preferencia por el sabor dulce podría ayudar a los neonatos a reconocer y gustar la leche de su madre. Además, ayuda a los niños a elegir alimentos nutritivos como la fruta.

 

El sabor dulce forma parte de los buenos momentos

Los dulces y las golosinas están vinculados a algunos de los momentos más felices y memorables de la vida. En los cumpleaños, comemos tarta y magdalenas. En los calurosos días de verano, nos encanta comer heraldo. Las gominolas, los bastones de caramelo, el pudín de higos y las galletas de jengibre son sólo algunos de los deliciosos dulces que nos vienen a la mente cuando pensamos en la época navideña.  Estos son sólo algunos de los momentos en los que los dulces y las golosinas forman parte de nuestra vida.

 

Incorporar los dulces con balance a nuestras vidas

Una dieta restrictiva en dónde se “renuncia” a los alimentos dulces por completo puede ser perjudicial. Cuando decimos que «no podemos» tener algo y ponemos todas estas reglas y restricciones, acabamos haciendo lo contrario.  Eso que no nos permitimos tener acaba siendo lo que no podemos dejar de pensar. Una dieta equilibrada incluye todos los alimentos, centrándose en las opciones nutritivas, pero también podemos incluir postres con moderación y no sentirnos culpables por comerlos. La restricción es un desencadenante habitual de los atracones.  Recuerda la vez que estabas a dieta y finalmente cediste a una galleta de chocolate, y luego te comiste todo el paquete porque la dieta ya se había estropeado.

 

En lugar de prohibirnos consumir ciertos alimentos, busquemos llevar una alimentación saludable, que promueva el equilibrio y que podamos disfrutar.

 

Sobre la autora

Marcela Barillas es nutricionista clínica graduada de la Universidad Francisco Marroquín y tiene una Maestría en Educación Nutricional Comunitaria de la Universidad de Columbia en dónde ha aprendido a brindar a las personas las herramientas necesarias para que puedan crear un estilo de vida saludable, balanceado y sostenible.

 

Fuente:

  • Steiner, J.E., Glaser, D. Taste-induced facial expressions in apes and humans. Evol. 10, 97–105 (1995). https://doi.org/10.1007/BF02437533
  • Mennella JA, Bobowski NK. The sweetness and bitterness of childhood: Insights from basic research on taste preferences. Physiol Behav. 2015 Dec 1;152(Pt B):502-7. doi: 10.1016/j.physbeh.2015.05.015. Epub 2015 May 20. PMID: 26002822; PMCID: PMC4654709.

 

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